
Clara Wieck aprendió a tocar el piano antes que a hablar. Hizo suyo el aforismo de que los artistas tienen otra manera de decir. Literalmente. Podía expresarse con las manos acariciando el teclado con mayor precisión y sensibilidad que con la palabra, de modo que no se esforzó demasiado y aquellos primeros cinco años de su vida estuvieron marcados por la música, como único medio de expresión. Nunca la abandonaría. Hizo su primer concierto a los nueve años, bajo la tutela de su padre, pianista y maestro de música, y logró superar la difícil transición de niña prodigio a virtuosa intérprete, y quién sabe si maravillosa compositora, si no fuera porque muy joven se cruzó en su camino Robert Schumann, alumno de su padre, y pasó a ser Clara Shumann durante el resto de su larga vida.
¿Cuánto había de Clara en las composiciones de Robert?
¿Por qué Clara Shumann y no Robert Wieck?